De la Capadocia a Cataluña. Te contamos quién fue San Jorge y el porqué regalamos rosas y libros en su día.
Intentar reconstruir el origen de la leyenda de San Jorge resulta sumamente complicado.
Las primeras fuentes donde aparece mencionado proceden de Turquía, y se remontan al siglo III d.C. Allí una antigua leyenda nos habla de un soldado cristiano, nativo de la Capadocia y llamado Jorge, que se enfrentó a una terrible bestia para salvar a una hermosa princesa de la que estaba enamorado.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIII cuando su historia se popularizó enormemente en Europa, gracias a la publicación de la “Leyenda Dorada” ( “Leyenda Áurea”) de Santiago de la Vorágine, un escritor y religioso italiano que realizó uno de los mayores compendios de vidas de santos que existen .
Según este relato, San Jorge fue un caballero de Beirut (Líbano), que salvó a la hija del rey de ser devorada por un dragón. Esta había sido elegida por su pueblo, de forma aleatoria, para ser sacrificada como parte de las ofrendas diarias dadas a esta bestia, que acosaba y asediaba la ciudad en busca de algo que llevarse a la boca. Tras vencer al monstruo, ataviado con una resplandeciente armadura militar, San Jorge rescató a la princesa y los lugareños se convirtieron al cristianismo.
Como podéis comprobar, la leyenda de este santo es una versión cristianizada del mito clásico de Perseo y Andrómeda, aunque la historia también actúa como una metáfora de la victoria del cristianismo sobre el paganismo.
La fuerte popularidad que adquirió la leyenda por todo el territorio europeo hizo que durante los siglos posteriores se fuera modificando ligeramente el relato, para adaptarlo a los diferentes lugares y culturas. De esta menera, la ciudad de origen del santo varía según las versiones.
En España, por ejemplo, se cuenta que San Jorge (o Sant Jordi, como se le conoce en Cataluña) era originario de la Villa de Montblanc, en Tarragona. Según la leyenda local, de la sangre que emanó de la herida mortal del dragón surgió una rosa que le fue entregada a la princesa. Tanta popularidad tuvo la leyenda en territorio catalán, que el santo se convirtió en patrón de dichas tierras y durante su día, el 23 de abril, se venden rosas, que son regaladas a las mujeres.
En cuanto a la tradición de regalar libros, debemos decir que nada tiene que ver con la Leyenda de Sant Jordi, pues sus orígenes son modernos, y parten de los primeros años del siglo XX.
Por entonces, el escritor valenciano Vicente Clavel propuso a la Cámara Oficial del Libro y el Gremio de Libreros de Catalunya fijar un día para promover la venta de libros. Aunque en un inicio se eligió el 7 de octubre de 1929 (para hacerla coincidir con la Exposición Universal de Barcelona), y la fiesta tuvo tanto éxito que decidieron cambiar la fecha a una época en que el clima favoreciera que la gente saliera a la calle. El día elegido fue el 23 de abril, una fecha clave para las letras, pues es cuando se conmemora la muerte de los dos escritores más importantes de habla inglesa y castellana: William Shakespeare y Miguel de Cervantes.
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Durante aquella jornada sucedió, en el barrio neoyorquino de Greenwich Village de Nueva York, un acontecimiento que cambiaría para siempre la historia. Ese día de verano del 69, la policía neoyorquina irrumpió en un bar de copas llamado 
